La teoría organizacional (TO) de la función biológica se basa en una cierta interpretación filosófica de tres corrientes científicas principales, a saber, la biología teórica, la teoría de sistemas complejos, y la termodinámica lejos del equilibrio. Con estos recursos teóricos la TO logra, según sus exponentes, naturalizar la noción de función biológica tanto en su dimensión teleológica como normativa. La TO propone, básicamente, que la función biológica tiene su base natural en la clausura organizacional de los sistemas biológicos, entendidos éstos como sistemas físico-químicos que se mantienen a sí mismos.

Contrario a esta afirmación, sostengo que la TO, a pesar de sus esfuerzos, no logra naturalizar la noción de función biológica. La clausura organizacional, cuando está presente en un determinado sistema, especifica una cierta topología relacional de los procesos o dinámicas que constituyen al sistema, pero no tiene injerencia, así sostengo, sobre el punto ontológico de si el sistema posee o no propiedades teleológicas y normativas. Lo que la TO ofrece, creo, son criterios para especificar en forma no arbitraria (i.e., objetiva) los "valores" de teleología y normatividad asignables a los sistemas biológicos, pero sólo una vez que estas propiedades (i.e., teleología y normatividad) han sido ya atribuidas a dichos sistemas. Si esto es así, la TO presupone, pero no explica, aquello que quiere naturalizar. 

Como alternativa a la TO, y en general a cualquier intento de naturalización, intento motivar una postura eliminativista con respecto a la función biológica. Tomando como base la teoría autopoiética y una lectura Naturalista Estricta (o desencantada) de la termodinámica lejos del equilibrio, ofrezco una hipótesis explicativa de por qué los sistemas biológicos parecen, pero realmente no son, sistemas teleológicos y normativos.