Desde el descubrimiento de la simbiosis como fenómeno biológico, se la ha entendido como un fenómeno particular que, si bien explicaría el origen de las células eucariontes, estaría confinado a un momento específico y no generalizado como mecanismo de los procesos evolutivos y ecológicos. Menos aún se ha difundido el papel que la simbiosis tiene en la evolución, en que por medio de la simbiogénesis sería posible explicar las innovaciones evolutivas más significativas en términos de cambios estructurales y fisiológicos de los organismos que, por ejemplo, permitieron a las plantas colonizar el mundo terrestre.
En este sentido, las teorías en ciencia frecuentemente tienen un correlato con las narrativas epistemológicas por las que va atravesando la sociedad, y probablemente la baja atención que ha tenido la simbiosis en biología, demuestra el poco interés que podría suscitar el hecho de que dos organismos puedan cooperar y unirse funcional y estructuralmente como mecanismo de adaptación a su entorno. Es decir que puede que un sesgo a favor de la competencia sobre la cooperación en el discurso social esté relacionado con un sesgo similar en la biología y particularmente la evolución.
En esta charla presentaré la teoría de evolución por medio de simbiogénesis, propuesta por el botánico ruso Konstantin Merezhkovski a fines del siglo XIX y luego desarrollado por la microbióloga Lynn Margulys entre los 80 y 90s, y propongo que su desarrollo podría generar un giro epistemológico hacia una concepción más cooperativa y menos competitiva de los procesos evolutivos, giro que podría tener un relato común con lo que me parece podría ser una salida a la crisis civilizatoria actual.