La Teoría de Sistemas (o simplemente “sistémica”) fue popularizada por Ludwig von Bertalanffy desde los años 1930s como una búsqueda de lenguajes y leyes comunes a sistemas de diferente naturaleza (sistemas físicos, biológicos, psicológicos, sociales, etc.). El proyecto original abrió las puertas a diferentes escuelas de pensamiento científico que se han sumado a este proyecto sistémico con ricos aportes, que van desde la Cibernética de los años 1940s hasta las actuales Ciencias de la Complejidad. Sin embargo, desde el punto de vista filosófico, la fundamentación teórica del proyecto sistémico ha sido débil. En esta presentación el autor despliega una visión crítica de las corrientes filosóficas que se han asociado a la sistémica, particularmente el constructivismo y el conexionismo, pues estas corrientes serían opciones puntuales acotadas que no necesariamente han de estar a la base de un proyecto que pretende promover el diálogo interdisciplinario y el desarrollo transdisciplinario. A su vez, el autor propone una profundización en los aspectos filosóficos del proyecto sistémico original, a partir de la reflexión en torno al concepto de “estructura”. En particular, propone que la sistémica no es propiamente ni una ciencia fáctica material (como la biología, la física o la antropología), ni una ciencia formal (como la lógica y la matemática). Este paradójico estatus de la sistémica se explicaría porque la sistémica tiene la singularidad de buscar captar la estructura de la realidad, que, por un lado, no es la búsqueda de las ciencias fácticas o formales tradicionales, y por otro lado, tiene consecuencias ontológicas y prácticas. La consecuencia ontológica consiste en que la sistémica estudiaría el aspecto tal vez más “real” de la naturaleza (tesis llamada “realismo estructural”). La consecuencia práctica consiste en que la sistémica busca comprender aquellos aspectos de las teorías que son más predictivos, es decir, que están más conectados con la evidencia empírica. Estos dos aspectos del proyecto sistémico, lo convierten en uno de los desafíos de mayor potencialidad del pensamiento humano que, según el autor, está aún muy poco explorada a nivel científico y filosófico.