Los problemas ambientales globales que se han venido intensificando en los últimos años han planteado la necesidad de buscar soluciones a ellos en diferentes disciplinas. Las ciencias ambientales han sido la principal fuente de soluciones, pero estas se circunscriben en el ámbito de lo técnico y no buscan cambios en las políticas públicas. En la economía neoclásica, por su parte, han desarrollado dos subdisciplinas: la economía ambiental y la economía de los recursos naturales, como forma de dar respuesta a estos problemas ambientales. Sin embargo las propuestas que la economía neoclásica genera están en el ámbito de la búsqueda de óptimos económicos y creación de mercados para bienes y servicios ambientales, y no necesariamente la búsqueda de óptimos sociales y ambientales. Es en este contexto que surge la Economía Ecológica, que con una mirada transdisciplinaria busca entregar soluciones holistas a los problemas ambientales e influenciar la política pública para que se produzca un cambio en el paradigma económico. La Economía Ecológica toma su más amplia y más grande visión en términos de espacio, tiempo y las partes del sistema que está bajo estudio. Plantea la modificación patrones de comportamiento en la búsqueda del desarrollo sustentable y usa un sinnúmero de herramientas no solo económicas sino también de muchas otras áreas. La Economía Ecológica reconoce que recursos de baja entropía fluyen desde la naturaleza (insumos) a través de la transformación mediante la producción y el consumo y de regreso a la naturaleza en forma de desechos (productos), ya sea para que se acumulen allí o para que sean aprehendidos por los ciclos biogeoquimícos, y sean reconstituidos en estructuras de baja entropía. De esta manera, la Economía Ecológica presenta a la economía sólo como un subsistema transformador de recursos (bienes y servicios medioambientales) en desechos (contaminantes). Recursos que se producen fuera del subsistema económico y desechos que se acumulan o degradan también fuera de él.