La teoría autopoiética de Maturana es una teoría estrictamente naturalista y mecanicista de los seres vivos, sin espacio para la teleología, la normatividad, la intencionalidad, los significados, la libertad de acción, o cualquier otro rasgo que no pertenezca a la ontología de sistemas físicos ordinarios. Este enfoque contrasta con la visión enactiva, en la que los seres vivos son entendidos como agentes intencionales intrínsecamente teleológicos y normativos.
El enactivismo ha señalado que la teoría autopoiética, tal como es expuesta por Maturana, se centra solamente en los aspectos relacionales u organizacionales de los seres vivos, desestimando, o dando por sentados, todos los detalles concernientes a las condiciones materiales y energéticas en las que ellos existen. También ha señalado que cuando estos detalles son tomados en cuenta, e interpretados de acuerdo a algunas versiones de la teoría de la complejidad, los seres vivos aparecen dotados de aquellas propiedades que la teoría autopoiética rechaza; es decir, teleología, intencionalidad, normatividad, agencia, etc.
Si bien es cierto que para una cabal comprensión de la conducta de los seres vivos es necesario considerar los aspectos materiales y energéticos, creo que la mera introducción o consideración de estos aspectos no alcanza para demostrar que los seres vivos son la clase de criaturas que el enactivismo sostiene. En otras palabras, creo que la consideración de los aspectos termodinámicos no favorece, por sí misma, la teoría enactiva de los seres vivos. Sostengo que el enfoque organizacional y abstracto de Maturana puede ser complementado con todas las consideraciones energéticas y materiales que sean necesarias, sin aparatarse del marco estrictamente naturalista y mecanicista de la teoría.
En esta presentación voy a bosquejar, en términos generales, la clase de estrategia conceptual que se necesitaría para conseguir esto último.